Maygemay Gonzalez

Viajeros

 

Mientras me hamaco, miro

 el foco de la cámara, que es tu ojo virtual y consecuente,

 propicio a mi destino bajo algún cielo exótico,

 magnífico de sol o en claroscuro adiós de golondrinas.

 De pronto estoy aquí, frente al amanecer impostergable

que irrumpe tras un lienzo de gaviotas,

 pintando con sus luces de bengala praderas florecientes de colores.

Tal vez me has observado con sigilo

 puertas adentro de un palacio, desde el acantilado

 con rejas entreabiertas para encantar al más osado forastero,

  a través de moriscas ojivas desveladas

 o troneras afuera del navío, anclado en la bahía solitaria.

Me inundas de repente de verde ilusionado

para latir de nuevo en primavera

con tu mirada pródiga de océano

sobre el vaivén de la ola o de un columpio

que es pulso enmascarado y evidencia

 de la curva vital que navegamos.