Inexistente

Trascendiendo la memoria.

Suelo pasear por los senderos insondables

sin moverme de este punto cardinal intransigente,

lanzando con los puños mis respiros

y encadenando los suspiros a la nada,

para fragmentar el aire con mis ojos anhelantes

¡y es que veo un claro tras los árboles y arbustos!

donde puedo aprovechar para depositar mis ansias.

Ahí creo pueden reposar por un momento

y será por un momento indestructible, sin límite

hasta que el sol se vuelva agua y así valga

y el agua en su descenso inunde mi aura

y expulse los fantasmas; sin llevarse los espíritus de fuerza

y la voluntad, y la sensatez y el amor.

Luego me levantaré y me haré a nuevos pasos,

y con furiosa calma tomaré los árboles

y al irlos estrujando con mis manos

mientras más me imponga, más se reproducirán

porque ellos entenderán mis intenciones.

La renovación de lo que es y de lo que ser no debe

- Porque vano es su aporte ante las flamas –

para resurgir como molinos invencibles

como me espero renovado yo.

No abarcarán los días, ni el infinito quizá

ni el cielo con su infinita gloria

donde mi inmaterial alma se materializará.

Y ante todo trascendiendo mi memoria.