Alberto Escobar

Camino Arriba. Reencuentro.

 

 

 

Cuando el camino se vuelve tremendal.

Vuelvo a mi pueblo, a mis orígenes.

Vuelvo a tentar la superficie cálida
de aquellos que solo poblaban mis 
recuerdos.

Decido descender de la carreta que me
lleva sierra arriba, en busca del sol de
mi infancia.

LLevo solo un pequeño hatillo de
vivencias.

LLevo ilustraciones grabadas en afecto
de aquellos momentos que negro sobre
blanco salpican mi autobiografía.


Es el momento de que los recuerdos se
vuelvan carne y tiempo futuro. 
Pasado más futuro igual a presente por
que es una ecuación de suma cero.


Quiero que el tiempo retroceda para
salvar el paréntesis que rueda sin tocar
la hierba.


Necesito ser rumiante que sienta como
la fibra arrastra los estertores pasados,
el poso amarillento de la fría niebla.


Necesito ahora sentirme Quijote que
charla con Sancho, dejándose asombrar
por la lucidez insospechada de lo que 
creía inexacto, ínfimo, menor, burdo.

Quiero fundirme en las placas de cobre 
de una ilustración de Gustave Doré, que
sublime ataca las esencias del personaje.


Quiero renacer sin haber sido ceniza, sin 
haber galopado sobre el Ave Fénix, sin
haber escrito cual Lope y sus epígonos.

 

Cuando el tremendal se vuelve camino
y la poesía barca, óbolo y Caronte.