Mauro Enrique Lopez Z.

Amàndola tanto

 Querìa que ella me despertara en cada mañana

con un susurro al oìdo: te quiero,

o con el desayuno listo en la mesa,

no se el porquè de su partida

si jamàs le cause ningùn daño,

o solo fue amor por un rato.

Hoy como la extraño,

si volviera fuera amor en el ocaso,

cariño en la aurora,

y yo feliz amàndola tanto.