Nunca debes tu llanto derramar
por pasiones que causan desconsuelo,
no merecen la pena, ni desvelo
que te lleven la vida a despreciar.
No le pidas clemencia a quien prefiere
ignorar de tu amor su grande llama,
siempre puede surgir alguna flama
que te saca la espina que te hiere.
Implorar el amor que te han negado
es igual que sufrir por tempestades,
el invierno se pasa, y claridades
iluminan del cielo lo nublado.
Es inútil penar por desengaño,
esta vida se cubre de belleza,
nunca expires en mares de tristeza
ni jamás que desprecio te haga daño.
Se tu mismo señor de tu destino,
nunca busques piedad en las mujeres,
goza siempre de efímeros placeres
sin dejar que perturben tu camino.
Toma siempre del mundo sus colores
y disfruta su regia incandescencia,
y te digo: Sería mi sentecia:
no dejar que te opriman los amores.
Autor: Anibal Rodriguez