Santiago Miranda

2016


Fue mi corazón el que estalló
desgastado de tanto enumerar cada una
de las estrellas invisibles y venidas
a más a menos o relativamente
cabizbajas a ras de suelo
arando su estela a rastras
mi surco doliente mi duelo

Fue incontable el número doble de enes
de aquellos muertos que callaron
bajo la lluvia o se elevaron
por sobre la sombra y el vaho
de escalares ciudajuelas anudadas
a su entretejido de áspero y crudo
concreto de médulas cicatrizantes

 

Fue tragedia la que se avecinaba
cada año sin notarlo, no perdimos
esperanzas y creímos en el borrón
de la borrasca y la cuenta nueva
del pasajero mandatario, que solo
carga a nuestra cuenta el peso
desvalorizados de los años.

 

Nosotros cada noche muertos y amamos
como lunas volcadas sobre úteros
en el alumbramiento de los mares
mañana será otro hasta luego
me largo
y esta noche
Adiós te decimos
cifra distante
hasta nunca y ahora
abrazamos nuevas formas
vulgares del tiempo arbitrario