Santiago Miranda

El hombre y su miseria

Gonzalo, leí
tus hirsutas huellas
en esta tierra despropiada
de hombres y nombres
tus pasos;
en lo indefectible acompasados
todo el tiempo compacto, pegado
el piel roída de las estirpes y los años

 

tu mirada;
se repite en mi tristeza
en el poso de mi alma eres onda
en tu altura negativa
llevado a un plano que no es
un plano es un valle
atiborrado de colinas

 

es la pena
de todo lo que hemos fallado
-regocijaos en la tristeza
santo sepulcro de formas
que nos hemos acostado en tus olas-
¿por que habría de haber otra manera?