SAIH SAMIR PATERNINA OTERO

A mi primer gran amor, que estando ausente, sigue presente e impulsando mi vida

Hija de mi vida, mi dulce amada, hoy transcurren cinco meses desde tu partida; me encuentro aquí en mi lugar favorito, rodeado de bellos recuerdos que endulzan mi alma y motivan mi existir.

 

Dicen que con el tiempo se curan las heridas, pero en estos 154 días, el dolor sigue intacto; solo me queda aprender a recordarte con sonrisas, acariciarte sin tocarte, a verte en el horizonte, a sentirte y escucharte con los latidos del corazón, a ser feliz con tristezas, a existir contigo en el alma y el espíritu; y aunque aprendo a vivir sin tenerte, mi corazón se desesperar por volverte a ver.

 

¿Recuerdas ese 19 de abril? En plena madrugada y anhelando tu llegada, en los pasillos de la clínica Cartagena del mar, escuche un llanto que me adentro en un mundo mágico y especial, corrieron por mis venas sentimientos extraños que generaron lagrimas de felicidad en mis ojos; en un par de minutos frente a frente nos encontramos, trasmitiéndonos ese amor único y esencial que conservare hasta el final de mis días, un amor puro y fuerte que impregno nuestras almas y corazón.

 

Los recuerdos revelan la última vez que me llamaste “api”, tu último suspiro en mis brazos, tu partida (domingo 24) a ese lugar mágico y maravilloso de donde hoy cuidas de tus seres amados; hoy solo me queda decir, como leí en alguna parte… Mi más grande héroe no tiene capa sino alas.

 

Vives en mi y te llevo presente cada segundo de mi vida, porque tus recuerdos me trasmiten tu calor, impulsando mis sueños de algún día volvernos a encontrar; mi corazón te extraña y se alimentan de los recuerdos que fluyen en mis venas; cuanto te amo y te amare amada Valeria Sofía Paternina Espinosa.