argentino nadies

DIVAGUE ALOCADO DE UN MORTAL ROMÁNTICO EN VÍSPERAS DE UNA PRUEBA DE RADIOTECNIA

Un fino mar de lágrimas derrama esta tarde temprana. Y sin proponérmelo, me someto contemplativo a su gris espesura.

Siéntome flotar en el espacio. ¡Cuanto mas hermosa mi experiencia!, si ignoro burdamente el poder de Cronos.

Desfilan ante mi, vulgares sucesos que advierto indiferente. ¿Acaso éste frío día ha empregnado mi alma con su húmeda frescura?

Observo mil seres asustados huir despavoridos frente a unas pocas gotas. Los comprendo, me siento más mortal que nunca. Sin embargo, paradójicamente al olvidar el tiempo, mi espíritu se siente vagamente eterno.

Es difícil describir la secuencia de hechos. ¿Porqué hacerlo? Sólo interesa este momento muñido de su paz y su cuota de nostalgia.

De pronto: ¡El mundo se ha detenido!. Y me divierte ver allí próximo, en el umbral de este vehemencial instante, al futuro. Que vacila en quebrantar la quietud de este presente expectante.

Comprendo infantilmente, que no puedo ver más allá que donde mis pasos llegan. Y es entonces, cuando alzo irrazonablemente la mirada hasta donde el Universo alcanza. ¡Mas lejos aún! Donde Dios ha puesto su mano Divina de amor, de ternura, de comprensión.

Vuelvo sin quererlo al entorno de las cosas que son pesadamente cotidianas. Escarbo en la sala de compromisos, y encuentro acechante a mi espera una prueba de Radiotécnia. Que estrelaza nubes de algodón y mi quietud insolente, con filtros a cristales y circuitos resonantes, en remolino infernal.

Repentinamente caigo bruscamente en mi torpe cuerpo. Abro mis ojos nuevamente a una realidad dispar, que me sorprende con su ritmo agitado. Con sus guerras, su política y algo casi olvidado que llaman amor.

Me levanto. Extiendo mi mano, y siento el acostumbrado eco chillón en respuesta a la presión ejercida por mi índice. Aguardo un momento, y desciendo luego del colectivo…



Noviembre DE 1981