Franz Talithier

La pupila insomne (Del lado de allá)

La pupila insomne (Del lado de allá)

 

 

…Oh, la pupila insomne y el párpado cerrado.

 

 

En los viajes a través del continente

encontré una vieja cimera,

su semblante indígena de negra quimera,

su callada naturaleza de sangre latente.

 

A través del viento es que mi vista respondía

a las crueles olas que mi pecho asfixiaban.

Floja fue mi respuesta ante tu enojo de naufragio

y aun así fue que la niña navegaba.

 

Ya pronto pude ver la belleza de los altos hombres

habitando la angustia de la tierra desolada.

La brisa se ha ido, ida fue su fiel compañía,

y aun así fue que la niña resistía.

 

Emprender la resistencia frente a la máscara de nuestra guerra,

tu karma establecido con las flechas de un aborigen

y te mato por codicia, por culpa, por la razón de mi origen,

y tu defendiste tu orgullo desterrándome como una fiera.

 

Ah, bestia cálida, cadera de los ríos amazónicos,

socavada por los años de nuestras crueles conquistas,

la fiesta de nuestros nombres afamados con los años,

la tristeza de aquellos ojos mientras la memoria persista.

 

Bajo el himno a mi bandera juré besarte cada día

con la fragua del sol visitante anhelando una estela

y todo es lo que mentí habiéndome retirado.

Tu voz que no se halla, el barco que se aleja.

 

Te vuelves diferente por hora

por cada palabra con la que mi boca te nombra.

Recuerdo tus noches y aun sonríes

es el mismo pesar soberbio que tu brisa me provoca.

 

Mi pupila insomne ha de rememorarse

la nacionalidad con la que viven mis lágrimas,

habiéndose reprochado, a cada costa, a cada mulato,

la culpa con la que muere mi alma.

 

En mi lecho de muerte es que alguien recita

esas coplas nefastas, eternas lisonjeras,

atestando contra las voces de crueles lanzas

encalladas en los ojos de una vieja extranjera.