Santiago Miranda

Asalariado

 

Tu mañana es suyo
(oscuro o frágil amo)
heredero altivo nuestra
s   a    n   g   r   e
a tu mañana apegado


a nadie le pertenece;
aquel propiedad o cual
pertenencia sin (él)
nada tiene quien tiene
nada más que nada;
nuestro tesoro arbitrario

 

¿Qué hacer con el porvenir
aproximándose. caída en el
abismo de los despojos
destrozados hasta el átomo
pulverizado el hogar indigno
imántados los cuerpos-esclavos
de viejos rencores?

 

Nosotros;
somatizando rabia
conscientizando la clase
venida a menos que menos
a muerte / a la muerte
(o aquello) dar cara

 

¿Dónde meter todos mis mañanas
en cuál saco roto de una mano
rota, cuenca insondable y quebrada
rebosante de sudor estrujado?
Los papeles fiduciarios
mantel de la cena dispuesta
a la que no fuimos invitados
jamás la fiesta tapizada de muros
vigilantes estas miradas
recubren todo pensamiento

-Abre ahora tu boca, dicen
muerde el polvo o bota
respira el gas de muerte
mástica el látigo, la luma
expande tu mano y se te será
pagado, en nuestra moneda y mercado

Este sistema reposa
en un suspiro ahogado
un documento virtual
resguarda nuestros derechos
subterráneos nada aquí
es claro, salvo (¿mañana?)
que habrá un mañana

 

Es un suspiro pausado
mañana será otro ayer
mañana será otro pasado
mañana hasta
el día, que digamos
¡basta!
de su cuenta, la borra
la siembra y la cuenta nueva

 

Nuestros años
nuestros días
nuestros nombres
por nuestros muertos
nombrados
de lo contrario
me venderé hoy
me venderé mañana
hasta la última de mis muertes
hasta el primer silencio
de mi primera palabra