Carlos Alcaraz

Fantasma

A grettell

Resulta que un día vienes y naces

ante mi, en mi noche.

Me dejas desnudo y sin ti

cuando apareces.

 

Te conviertes en mis manos,

en la luz de mi cuarto

que apago

y se rehúsa a irse

para escribirte

                             otra vez.

 

Narrarte, poco a poco,

l  e  t  r  a     a     l  e  t  r  a ,

narrarte.

Dibujar tu silueta de espejo y luna.

La misma luna que te dediqué

cuando no eras tú, sino ella.

 

No necesito forzarme

sino a dormir.

Es automático el buscarte

entre las horas del día de ayer,

                                                      el que no fuimos,

                                                      el que ahora somos,

                                                      el que nunca seremos.

 

Nunca he sabido cómo hacer

para extraviarte,

al fin extraviarte,

como si quisiera,

como si lo intentara.

Simplemente aquí sigues

(tal como no lo intento),

estás.

Dueña de mi.

(Quisiera que lo fueras.)

 

Háblame con tus pretextos.

Porque no,         yo no soy nada.

Mi cuarto duele más

que otras veces,

la luz es tenue.

Me confundo con el viento

que apenas entra,

sin tocar la puerta,

sin aterrizar sobre las manos,

sobre la cama

en que a veces duermo.

 

Aquí. En esto (tú). Esto de ti.

Saber que existes.

Fantasma.            Deseo.              Miedo

(de encontrarte/encontrarme de nuevo

Así.) En esto (tú). Esto de ti.

 

Amo leerte.

(amo, amo leerte).

Yo pienso que el cielo es casi

del color de tus palabras

(y esas que llamamos nubes,

no son más que los restos

de lo que nunca supiste decir).

Justo ahora te contemplo

color atardecer.

 

Es sábado (eso me dicen).

                                             Es sábado    y                             estás lejos.

Ya te habías ido.

Te fuiste una semana, o dos, o cinco

(las que fueran).

Yo: aquí (¿aquí?).  Ahogándome.

Inundado de tu alma

que canta a media voz

(rompe el silencio).

 

 

Ya no recuerdo

lo que te he dicho entre paréntesis

cuando respondo a esas preguntas

que se esconden

tras tus dedos inmóviles

y tus ojos que me miran escribirte.

 

Sí, lo confieso, lo reconozco.

A veces (sólo a veces, cuando late el corazón),

Yo también te quiero.

Fantasma.     -    Deseo    /    Miedo.  -

 

 

Yo también te quiero.

 

Carlos Alcaraz

Abril 2010