Amaro Gargoyle

Balada para sus ojos

Sé dibujar su sonrisa –glaciar– una noche estival con esmero. 

Sé describir esa forma normal de su gran saludar sin esmero. 

Sé decidir entre estar y marcharme. 

Sé decidir si evitarla o hablarle. 

 

Sé caminar tras de usted sin notar que quisiera saber mi motivo. 

Disimular su caliente morder y jocoso evitar lo que digo. 

Yo soy capaz de ponerla a pensar lo que no es de verdad –lo fingido–. 

De cautivarla de forma rapaz por un tonto frasear desmedido. 

Sé desesperar, porque anda en su típica ausencia. 

Sé esperar que me excluya de su indiferencia. 

 

Pero no sé –yo quisiera saber– cómo hace; qué debo tener. 

Pero no sé, yo debiera aprender, así no sea tan bien como usted: 

A mirarme sin desdibujarme, dejándome inmóvil –abajo las armas–. 

A decirme, diciéndome nada, diciéndome todo; sin una palabra. 

 

Pero no sé, y yo quisiera aprender. 

Pero no sé –cómo lo hace– y lo quiero saber. 

Debe ser ese azul matinal el que hace sentirme tan mal. 

Debe de ser ese azul opulento el que hace que sienta todo esto que siento. 

Deben ser esos ojos profundos que me llevan a mágicos mundos. 

Debe ser por su inquieto mirar –ese pálido ver– que la quiero besar.  

Y sentir, y vivir, recordar… sonreír. 

Y esperar –justo ahí– el momento en que quiera venir, 

A mirarme otra vez, con sus ojos deseados. 

Quiero escoger –yo quisiera elegir– si marcharme o quedarme a su lado. 

 

Cierre sus ojos por cinco segundos; yo quiero mirarla, 

Para saber si el frío de mis ojos la mira como me miraba.  

Quiero tomar sus cortantes pupilas, 

Quiero tomar sus pestañas tan lindas; 

Tiritar, tiritar, ser víctima de sus antojos 

Y soñar que la derretirá mi balada para sus ojos.