argantonio

Cuando Dios deje de ser estandarte

Cuando el mamut congelado de Siberia,

y el toro vivo de Iberia despierten, cuando

el búfalo arrinconado bráme y la llama

altiva de los Andes, junto al hombre comparta

los montes y vertientes, cuando las vacas sagradas

y los perros urbanos se desmádren, y Dios deje de

ser estandarte, cuando él sea el invitado no de piedra,

y respetados tus ríos y tus afluentes, cuando el mar sea

cruzado por valerosos y temerosos hombres, unidos en el

temor, perdidos en su grandeza, sonarán en mis confines,

gratificántes cánticos al sol naciente.

 

Soy un débil tallo al sol poniente.

Solo el agua y el sol en cantidad mínima me bastan,

y son en este ocaso de imprevisibles estrellas, lucero

de esperanza, en el transcurrir oscuro de las noches,

alma gemela en lontananza, despertad de los sueños

y de las profecías desveladas.