Josue sz

Esencia

Ven y sígueme amor en esta noche estrellada de noviembre,

dejemos que la luz de las estrellas guie nuestros pasos,

recorramos cada constelación en un fuerte abrazo,

permitámosle al cielo grabar en nuestras frentes

el sello de los amantes eternos,

el permiso de los dioses para tenerte por siempre

en la profundidad de los sueños,

en la mixtura del éter.

 

Dejemos un momento estos cuerpos, y crucemos el espacio:

cierra tus ojos suavemente,

deja que tu espíritu fluya constantemente,

silencio… la oportunidad vuelve,

en elipsis todo, todo es incoloro… inerte;

relajado tu cuerpo es desprendido,

solo es usado, por algo vivo.

Desplázate… confía en el aire,

el aire te lleva, te enseña a ser aire.

Fuerte… llega esa sensación,

estas consiente con otra cognición,

deja que la tierra te cubra; la tierra

te enseña a ser tierra.

La paz te llega, vuelves a ser como antes,

flotando en un liquido de armonía y arte,

esto es el agua; el agua

te enseña a ser agua.

Calor… lo sientes tocarte,

calor de amor, de vida y de sangre,

la intensidad, el valor y el coraje,

llega el fuego; el fuego

te enseña a ser fuego.

 

Estamos casi completos,

nuestros cuerpos yacen en espera del regreso,

mientras nuestra esencia se busca y se encuentra;

no es difícil divisarte, miles de veces te he descubierto en otras vidas, en otros planetas.

 

Estoy contigo, estás conmigo, estamos completos,

somos sustancia, me atrae tu fragancias,

somos el cielo, caricia de ensueño.

 

Podemos volar seguros bajo el techo estelar,

la noche nos cubre tierna, ve a sus hijos regresar

y nos ata cuidadosamente, nos enseña a amar,

manda un baño de luna,

reviste al mundo de cantos,

nos arrulla con nuestros labios enmarañados,

nos enseña a dormir.

 

Viajemos a donde quieras preciosa… soy tuyo,

usemos las estrellas, seamos fugases,

¿o quieres divertirte viendo el amanecer en Marte?.

  

Rodeemos un árbol y dancemos junto al rio,

podemos ser agua y mezclarnos

y con el frio unirnos.

El bosque nos espera con sus mágicas ramas,

con el canto de las ranas y el aullido de los lobos,

saltemos de un lugar a otro,

perseguirte jugueteando en los racimos de uvas frescas,

cansados durmamos en la playa a esperar el amanecer,

para volver a soñar,

junto a ti ahora despiertos

en nuestros cuerpos,

y recordemos el ayer,

disfrutando de estar contigo

en la mentira de este mundo y en la verdad de las quimeras,

que me mantienen con vida y son para nuestra faena

el alimento que nos nutre con su ilusión en nuestros corazones

hoy impresas.