Y pensar que muchos se han rendido,
 y ver como muchos han dimitido 
 a sueños como metas.
 Y pensar... que tú o yo
 pudimos ser uno de ellos.
 Sí, tú el que está leyendo esto,
 el que lo vio de reojo, 
 el que está esperando una señal
 o respuesta acerca de algo.
 Tú pudiste ser uno de ellos, sí.
 Pero no lo fuiste.
 No perteneces a ese grupo,
 no por el simple hecho de ser más fuerte
 o de ser más capaz en algún aspecto.
 Sino por el mero hecho que no te rendiste.
 Continuaste, creíste firmemente en ti,
 en tu vida, en lo que haces.
 Sino por el mero hecho 
 que fuiste perseverante,
 te esforzaste y por sobretodo 
 seguiste a tu corazón,
 a tus instintos, a tu percepción.
 
 Es verdad, 
 algunos días serán tan pesados
 que llegarás a frustrarte y estresarte.
 Pensarás en dimitir 
 y dar un paso al costado,
 formularás una solución rápida 
 para acabar con todo ello.
 Y no optarás por arriesgarte,
 por conocer lo que hay al otro lado.
 Pero no lo harás, no te rendirás
 porque tú eres más que ello,
 tú vales más que todo ese esfuerzo.
 Tú eres pleno, 
 mientras que esa mala experiencia, 
 ese mal momento
 tiene un tiempo límite,  es endeble.
 
 Y otros días serán tan lúcidos y ligeros.
 En los que tendrás respuesta 
 para cualquier cuestión,
 para todo aquello que se te presente
 en cada instante, en cualquier momento.
 Como si toda pieza encajara
 en su respectivo lugar.
 Como si la vida te sonriera
 de vez en cuando.
 Como si la felicidad 
 dependiera del tiempo
 o del ambiente y entorno del día.
 Pero tú sabes bien, que no es así
 porque la felicidad, tu felicidad
 no depende de lo que está,
 de lo que se encuentra a tu alrededor.
 Porque aquella depende meramente
 de ti, de uno mismo.
 
 Uno atrae hacia sí mismo
 desde lo que más le incomoda
 hasta lo que más ama y admira.
 Porque aquello
 puede dejar de ser un sueño
 para llegar a ser algo tangible y vivo.
 Una realidad más que una ficción,
 un objetivo, una meta
 algo próximo por lo cual luchar, actuar.
 Porque aquello puede dejar de ser
 un lo haré, un tengo que hacer
 para volverse en un vamos a hacer, 
 en un quiero hacer, 
 en un terminaré y cumpliré.
 Porque aquello dejará de ser 
 una obligación, un deber
 para formar parte de
 un sentimiento,
 para llegar a ser lo que más amas hacer,
 para llegar y quedarse como vida.
 
 Es el hecho de vivir, de amar, de respirar
 tu vida.
 Es el hecho de abrazar, ayudar y perdonar
 a los demás.
 Es el hecho de ser tolerante, de admirar
 cada defecto como virtud 
 cada mínimo detalle,
 ello que lo hace especial,
 de tu par, de tu ser querido,
 de tu hermano o mejor amigo.
 
 Es el hecho de nunca rendirse
 y seguir adelante.
 De seguir soñando,
 de esforzarze por conseguirlo
 No únicamente en el aspecto académico
 sino en algo extracurricular.
 Vive, vive tu vida
 sueña, sueña lo que más anhelas.
 Cree, confía en ti,
 plasma, haz realidad ese sueño
 Disfruta cada instante de tu vida,
 disfruta cada pequeño detalle
 Desde el más simple y diminuto
 hasta el más esplendoroso.
 Porque la vida está llena de ellos,
 porque la vida forma parte de ellos,
 porque ellos son espontaneidad.
 
 Y nunca pierdas esa esencia
 esa que te hace único,
 esa que lleva tu nombre encima,
 aquella que te define
 como único y especial.