pablo beltran

sin título

Bajé de la montaña

sólo a conocerte.

La guía de mis pasos

fue invisible del amor.

 

Por entre frívolos arroyos

rodó mi cuerpo

y suaves campanarios

avivaron mi ilusión.

 

Divisé a lo lejos

la humareda juguetona

y el árbol de tu patio

y la portada

y la sombra.

 

Muy cerca

casi en tu cuarto

el asombro me detuvo:

la hiel del olvido

hizo daga en mi pecho.

 

Muerte, me has olvidado.

El llanto negro

se antoja traslúcido

el olor a guayaba

cubre tu huerto.

 

Ahora espero

la noche indivisible

para llegar a tu lecho

que vuélvese tedioso.

 

Espero que llegues

de tu sutil visita

con tu amante,

el viviente de turno.

 

Muerte, te añoro.

Mi amada hemos perdido.