RicardoUrzua

Academia del sueño (1)

Un día soleado nos regaló el alba.

Te acercas tan plena, tan graciosa.

Es una ocasión de descanso,

de despreocupación en el pueblo.

 

Descendemos juntos el camino empedrado.

Las otras avanzan ajenas a lo nuestro.

Todos llegamos finalmente a la plazuela.

A mi me da igual su existencia y su propósito;

junto a ti, no concibo el retorno.

 

Pero era inevitable que nos inundara el firmamento.

Me dices algo que no entiendo

y comienzas a volver por el camino;

me dejas atrás. Desconcertado te persigo.

 

Te encuentro y contemplo aterrado:

te tomaste a ti misma y te decidiste fundir con las otras.

Ya no encuentro lo que para mi te distingue.

Te mezclaste, te perdiste.

No eres mi idea; eres tú, pero eres otra.