Max Hernandez

Un copo de nieve...

- Ves esas estrellas, poeta?

Otra vez me desconciertas. Es un día soleado y claro, y la nieve ha cubierto por completo todo lo que era un verde prado. No hay flores, los árboles se muestran abandonados, ya que las alegres hojas, luego de ser verdes y doradas, hace buen tiempo los han abandonado. Solamente los pinos se muestran tercamente verdes, ante el inclemente frío y el impasible manto albo. Algunas ardillas corren en las mustias ramas, algunos cuervos revolotean en derredor a ellas. 

Una que otra persona, muy bien abrigadas, caminan lentamente sobre la blanca nieve, y sus huellas forman un interminable camino solitario. El silencio es alterado por una fina brisa, que al colarse por la ventana, congela un poco nuestros labios. Te miro en silencio, y lentamente te abrazo...

\"Debes estar delirando - pienso en silencio- y el frío invierno te ha trastornado\". Pero ante mis ojos desconcertados, veo una tierna sonrisa en tu mirada y en tus preciosos labios. Levantas los ojos hacia el cielo, y sin mirarme, me repites: Mira esas hermosas estrellas, poeta amado.

Te hago caso, y levanto la mirada. Ante mi estupor, tengo que aceptar que el cielo está lleno de estrellas, que lentamente, en una sinfonía de luces y formas bellas, lentamente se van acercando...

Al sentir el roce de las primeras sobre nuestros rostros, una suave sensación de placentero dolor nos atrapa, y sentimos que ya no estamos en este lugar, sino que somos seres celestiales, que alzando mágico vuelo, jugamos en libertad con las estrellas en el cielo...

Tu hermosa y esplendorosa cabellera está ahora completamente cubierta con copos de nieve, y a la aún luz del sol vespertino, brillan como miles de estrellas en una constelación bella. Ríes mientras sacudes el pelo, y logras bañarme completamente con esa mágica lluvia de gotas que alegres salpican mi rostro entero...

Que hermosa y radiante te ves! Que felicidad el tenerte a mi lado! Que bueno es saber, que un corazón enamorado, puede ver estrellas, en un invierno frío y solitario; haciendo que éste se alegre con la felicidad, de un amor verdadero...