Alberto Escobar

Óscar no te Olvidamos

 

 

Qué voy a hacer si nací fuera de tiempo

Mi miel para asnos no estaba hecha

Me enamoré de él, con esta endecha

expreso no fue un simple pasatiempo.

Que estaba casado lo sé, me debía

a una imagen como afamado escritor

pero el corazón no entiende la fría

distancia entre lo debido y lo sido.

¡¡Debí callarme ante la letal infamia!!

 

Su padre lanzó a los vientos transido

de venganza mis andanzas en Sodoma.

Cometí el error de defender mi honor 

ante un completo engreído. 

 

Alfred atemorizado, y sus cómplices,

huyeron a París para no verse salpicado

por la maledicencia del Marqués, que

ideó de las reglas del pugilato.

Me quedé con dos palmos de narices, y

se me hizo costra en mis venas la vileza

del que hizo las delicias con mi fortuna

amasada a base de genio y figura.

 

La carcoma victoriana hizo el resto, 

Gomorra no podía salir indemne siendo 

la causa de la desdicha de Abrahám.

 

Me arrastré por el lodo durante dos años,

que me señalaron de muerte, pronto.

Canté mi De Profundis para deleite del 

amante de las letras, entre el griterío de 

las almas errantes del inframundo que no 

pudieron rendir su óbolo a Caronte.

 

Sali en estampida hacia París para driblar

el martirio del que fui pasto hasta las cejas,

y que in extremis pude contar pero tocado 

con rejón de justicia.

 

Lanzé mi canto del cisne a guisa de Balada,

que dejó constancia de que Reading fue

pesadilla inmerecida y reservé mi parcela

entre los grandes en Père-Lachaise, donde 

querría ser socio hasta el gran Groucho.

 

Así fue mi final. No falló mi obra, fue sin 

duda el público quien falló.

No era mi tiempo, llegué harto pronto...