Adrian Labansat

JARDÍN PROHIBIDO

 

 

 

Diluvio de filosas espinas que se clavan

hasta la resurrección de los vuelos,

barro que se extiende hasta la  respiración

que acecha el rastro de sus alas desprendidas,

cae una manzana junto al luto de una  serpiente

ofreciendo  frutos para alimentar su delirio,

ahí la desnudez desato el fuego del infierno

convirtiendo en vuelo la caída,

el ángel de ceniza volverá a levantarse desde sus iluminaciones

donde demonios  heredan su muladar de sombras

parvada de almas que aterrizan sobre la tierra habitada por el tiempo

que encarna sus manecillas vertidas

en  relojes antiguos que nos asedian, 

el peso del tiempo esgrima la consciencia

y el mundo pertenece a sus duraciones,

sobre mis manos se desgarra  lo que se ha ido

donde todo arde transigiendo la vida,

desde esa noche estoy esperando bajo este diluvio de tiempo

la inocente desnudez que cubre los días originales,

revolotean interrogaciones fatigadas,

el ángel  que temo me abraza,

subió por la escalera  hasta el borde de la existencia,

me aprisionó con sus alas,

hizo llover lágrimas sobre mis años,

ahora como cadáveres descansan.

 

Para mis ojos han desaparecido los episodios

me vuelan las horas a la lapida y al letargo

las manecillas ahora son la cuerda que se enreda en el cuello,

todo se asfixia y deja de tener un nombre  

ese que buscamos en la memoria que nos agoniza.