Cada palabra, cada sonrisa, incluso, cada mirada,
todo.
Ella me confundía, me hacía mirar,
gritar,
a veces correr y llorar;
pero nunca,
escúchame bien,
nunca pude verla realmente.
Su cara decía cosas:
cosas que invitaban a quererla
sí,
pero que suscitaban preguntas.
Una de ellas sigues dando vueltas
¿Alguna vez habrá realmente amado?
¿O acasos esas palabras, miradas y sonrisas
A un punto muerto, callado, inexistente, reposaban?
Cada palabra que ella decía retumbaba,
No como simples sonidos,
Sino como el universo de misterios,
de fantasía,
así, siempre
Cada palabra