Caminaba por la calle cuando ese anciano alzo la voz, “Ey muchacho a dónde vas con tanta prisa” grito, no supe cómo reaccionar tan solo me quede quieto, quizás me confunde con alguien más pensé. pero no, el siguió avanzando y se detuvo solo hasta que estuvo frente a mí, miro hacia el piso y murmuro un rato, yo no entendía nada hasta que me volteo a ver y por fin hablo más claro.
“¿Haz caminado por ese lugar?
Yo sí y déjame decirte que es espectacular, algún día debes hacerlo
Es como mirar todos tus sueños proyectados en el cielo
Y entonces muchacho tú corres
Corres porque te llenas de ganas de alcanzarlos
Corres, más y más rápido hasta quedar exhausto
Pero a pesar del cansancio, continúas avanzando
Continúas corriendo con todas tus fuerzas
Y te caes y tropiezas pero no te detienes sigues corriendo
Cierras tus ojos, empuñas las manos y avanzas hasta tu último aliento
Pero cuando ya no puedes más, cuando por fin te detienes a observar
Cuando te encorvas y tomas tus rodillas intentando respirar
Cuando te derrumbas en el suelo y por fin vuelves a mirar el cielo
Te das cuenta, te das cuenta que allí ya no están tus sueños
Los has dejado atrás y amigo ya no hay forma de regresar
Se ha acabado el tiempo, ya no podrás avanzar
Ni reconocer tu reflejo, ¿lo entiendes?”
Cuando termino de hablar solo le dije que si lo entendía y que lo tendría en cuenta, le agradecí para que se callara de una vez y me retire tan rápido como pude pero tratando de disimular un poco, En fin debo darme prisa tengo mucho por hacer pobre viejo loco debe sentir que dio el gran consejo del día, No me gustara terminar como él.