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Como una brisa,
que arde un cálido temblor de una hoguera,
y soy penitente,
y soy la pared,
con tanta vil e irremediable sed,
que la cantimplora no da frescura,
como la tortura que hoy llevo en la aventura,
y soy fuerte,
como un abismo sin luz, tan cruel,
como un tiempo sin horas,
como un destino sin camino,
y soy aquél,
que un día de sudor tuvo el rostro,
porque soy tan fuerte,
como la roca viva de un río…
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