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Somos parte.

A veces en las madrugadas frías cuando el alba se esconde,  
me llegan ideas a la cabeza intrigantes.  
Pienso que todos somos parte de un gran alma noble,  
que fluye en el orbe de los universos latentes.  

Todos somos cuerdas que vibran al unísono,  
creando algo conjunto mas allá de lo oculto,  
fragmentos de tiempo y destino que van a lo preciso,  
llendo a su ritmo hacia el rumbo específico. 

Vamos ahí siguiendo ese trayecto sin darnos cuenta, 
de lo complejo de cada parte de nuestra existencia.  
Damos movimientos planeados por el alma nuestra,  
esa que somos parte y dudamos de su significancia.  

Me vuelvo loco en la penumbra de mi impasible cama, 
navegando en el ramaje de mis pensamientos en llamas,  
me proclaman un credo distinto a lo distinguido,  
yo quiero no creer pero es tan real el poder de este ruido.  

Esa gran alma que se me presenta en las madrugadas largas,  
es espeluznante lo concreto de su esencia,  
me dicta conocimiento nuevo sobre el arte de la poesía,
de lo complejo del amor y todo eso que olvidamos atrás.  

Los valores se olvidan, pero mi sueño me los dicta. 
El alma noble, fluye agotada por la falta de la dignidad,  
decrece fatigante por lo oscuro de sus partes, cayendo intacta.  
Nosotros nos creemos únicos, cuando somos algo mas allá de nuestra realidad.  

En cada fracción del minutero vamos perdiendo el vuelo,  
nos alejamos mas de la esencia de nuestro vivir,  
caemos y ya no volvemos, nos seduce sufrir. 
Al final nos quedaremos viviendo y muriendo lejos de lo eterno. 

No podremos ser parte de esa alma noble de la que debemos ser.  
Ahí en lo conocido sin sentido iremos vagando sin un fin.