Franz Talithier

Ausencia

Ausencia

 

 

Incineradas desde adentro, mis voces se crispan

con cada llama de ausencia, y

el amor de charco que supo apagarlas

ahora solo es un ausente navegante.

Dejo que hablen los ojos,

dejo que griten el parto de una madre virgen.

Hay un espacio estrecho, los párpados se levantan, y

aunque las cartas siempre se envíen

nunca espero una de vuelta.