Quiero que seas tú, princesa de mis sueños, la primera persona a la cual salude al comenzar cada uno de mis días, al mismo tiempo que el sol da fin a la oscuridad de la noche dando lugar al nuevo día, al mismo tiempo que la brisa va colándose por tu ventana intentando recorrer tu piel desnuda bajo el calor de tu manta. E incluso el viento, fuerte y audaz, va quejándose por no tener la suficiente valentía para rozar tu sonrisa, al igual el despertar de los pájaros con su canto de buenos días o el despertar de las flores y plantas con su mirada fija esperando al sol que brilla. Yo ahora esperaré la dicha de tenerte un nuevo día, con la única intención amada mía, de que hoy... tengas un buen día...