ALMA LUNA

DUELES TODAVÍA

Dueles, dueles más que ayer y casi seguro menos que mañana, pero te prometo que algún día, dejarás de doler.
Y sólo serás otra cicatriz en mi cuerpo, otro tatuaje sin tinta que lleva tu nombre.
Dueles en cada intentó de respirar, dueles en cada latido, dueles en cada lagrima, dueles en cada mirada triste y en cada sonrisa fingida.
Dueles al despertar, dueles más que nunca a la hora de ir a dormir. Incluso dueles en sueños.
Dueles al escribir y duele que cada palabra escrita vaya dirigida a ti y que ya no pueda enseñarte lo que escribo, que me mires y me abraces como si se verdad sientieses lo mismo que yo.
Me duele la verdad, me matan tus mentiras. Jugaste tanto conmigo que me convertí en una perfecta muñeca, un títere esperando el movimiento de tus manos para actuar. Pero sabes bien, que hasta los juguetes más caros terminan rompiéndose de tanto jugar con  ellos.
Y a mi me partiste por la mitad en la primera puñalada.
Dueles los lunes, destrozas los domingos por la noche y me haces falta toda la semana, pero no tanto como cuando oigo la palabra felicidad y me viene tu sonrisa ala mente. Pero entonces me doy cuenta de que no te tengo, que no te he tenido nunca.
Que esto sólo fue la toma falsa de una de esas películas que siempre terminan mal.
Lo nuestro ni terminó, para eso hay que empezar. Y creo que eso es lo que más duele que he compartido momentos, sentimientos, besos, palabras, abrazos pero no amor. No, esto no puede ser el amor del que todo el mundo escribe. Ese que dura para siempre, ese que me da envidia cada vez que veo dos viejos de la mano caminando por la plaza. Que pienso que se han amado toda la vida y que aún siguen haciéndolo.
Ha ese amor me refiero, al que puede con todo y no se manda a la mierda a la primera de cambio. Ese amor que nunca he tenido, ni tendré, al menos contigo.
Ese amor que te hace mejor persona, ese amor por el que darías tu vida una y otra vez. No voy a engañarte, yo por ti hubiese dado la vida y la muerte. Pero el amor desgraciadamente es cosa de dos y aquí sólo hay una mitad que siente y la otra que se deja llevar. Una mitad destrozada de tantos palos, pero que aún sigue latiendo. Una mitad que ama la otra mitad más que a su vida. Una mitad que se muere, cada vez que tus palabras no son las adecuadas. Una mitad a la que estás destrozando poco a poco y lo peor de todo. Una mitad que se dejaría destrozar mil veces más por ti. Una mitad que no tiene ninguna intención de olvidarte. Una mitad que prefiere joderse la vida contigo a morir sin ti y si es cierto que dueles. Que si no acabo con esto, doleras mucho más tiempo, pero a veces y sólo a veces, cuando decides dejar de doler. Tu sonrisa lo recompone todo. Devuelve cada mitad a su sitio y parece que todo sea verdad o simplemente me empeñó en pensar que es verdad. Ya sabes eso de maquillar la realidad para no morir cerrando fuerte los ojos, porque sabes que al abrirlos nos va a doler y si dueles. Pero jamás el dolor había tenido una sonrisa tan bonita.