Es triste olvidar, 
 terminar, 
 con todo los recuerdos
 de aquel amar,
 lo más doloroso,
 sin poder un adiós decir,
 simplemente olvidar.
Ella está en los brazos de otro, 
 tal vez gimiendo por el sexo, 
 o solo besándose con deseo, 
 pero ella es feliz con alguien distinto.
Duele despedirse 
 sin dar un último abrazo,
 sin robar lo dulce de sus labios, 
 caer en el pánico 
 por perder el placer,
 que guarda entre sus piernas, 
 o los pensamientos de su cabeza.
Adiós tendré que decirle al viento, 
 para que en una noche de noviembre 
 se tope con su oído y le diga que la olvido,
 sin más reproche, qué los besos perdidos,
 los orgasmos desechados 
 por los brazos de otro.
Arde mi corazón al latir tan fuerte, 
 por lo amargo de este adiós, 
 será para siempre lose,
 y mi alma vivirá recordando 
 lo qué en tantas vidas le dolió.
Adiós le grito fuerte 
 en esta boca que ya no es suya, 
 ahora vivirá como errante 
 hasta encontrar alguien mejor, 
 a los labios qué en invierno me hacían pedazos 
 y en verano me hacían el amor con un beso.
Entonces por ultimo le digo te amo, 
 y en este mundo no habrá hombre, 
 que te ame como lo hace mi nombre, 
 mi espíritu, mi alma y mi ser 
 que se entregaba cada día a la esencia 
 de ti como mujer.
Otro café por favor, 
 adiós mi amor, 
 me quedo sin el sonido de tu voz, 
 con los tragos de mi café favorito 
 qué ya no tendrán el sazón de tus dedos, 
 al prepararlo y probarlo antes de dármelo,
 adiós amor, 
 seguiré sin pena ni gloria, 
 pensado en los besos, 
 y el sexo, qué me catapulto, 
 al mundo del amor en el paraíso de tu boca.