Luisa Arias Soto

PASIÓN

 

Los egos corporales se van ahogando

entre las sabanas del deseo carnal

inducido por la pasión.


Las curvas de carne te tientan

mientras la mente te dice que

pare mas te toma por sorpresa

la inigualable adicción a tu presa.


Los labios no son labios, son bocados

de ambrosía que desesperan su lucha

entre el ser o no mortal.


Las torneadas piernas de arcilla

se van perdiendo en las texturas

moldeándose en la forma orgásmica de amar.


Las ardientes miradas se van consumiendo

en el deseo comprimido de un cristal.


Los brazos se escapan a la desnudez

embriagante de la libertad impresa en piel,

y en la piel se han tatuado sublimes caricias

que envuelven lujuria en un templo hecho de miel,

es la piel profana de la tentación que agudiza

los sentidos en un segundo de la vida el cual detiene

el tiempo que giraba en un reloj,

para abrazarlo en el máximo placer humano

que alberga la seducción

quemando entonces la pureza

con el fuego vigoroso

de un cuerpo que ya no tiene razón.