Desde lejos a estas tierras arribaron
Y fue aquí donde su semilla plantaron
Esos pobres extranjeros italianos
Que las aguas del atlántico surcaron
Cuántas vejaciones han sufrido
De tantas tragedias han huido
Y un fuerte desarraigo padecido
Pues ya había zarpado su navío
Finalmente a estos lares han llegado
No eran más que errantes pordioseros
Pero llenos de esperanza se hallaban
Sus grandes corazones de viajeros
Y aunque quisieron volver alguna vez
Al lejano país que nunca olvidan
Sabían que ya no regresarían
Pues ya eran parte, de la patria Argentina
Y no puedo más que enorgullecerme
Al saber que soy carne de aquellos
De honrados y honestos labradores
Que en mí, han dejado su sello
Lombardos, umbros, sicilianos
Piamonteses, toscanos o latinos
Ya no importa de dónde han venido
Pues sus hijos, hoy son todos argentinos