Santiago Miranda

Lo terrestre

Lo más prudente es retirarse

por la puerta ancha

por donde hemos abierto camino

alejándonos de las rejas herrumbradas 

que separan el limite tuyo derrumbando al mío

vuelvo, a la orilla de playa que da al vacío

abierto, entrando por los sembrados valles  

de máquinas y ciudades, retornado de cordilleras

y senderos, horada a la bestia de hojas blancas

por su lomo, bebiendo la sangre de la montaña

viviseccionada por su materia soleada, buscando

la pureza excavada, hundiéndose en la selva

transgredida, por el pecado de nuestras manos

cuarenta años en las dunas, evitando la salida

adentrándonos en la cueva, la amada

oscura tumba, donde nacemos

donde resplandece

el germen

 como un charco

como un loco amor irrefutable

arden rojos los cielos por su idea

estallan astros, inmolan sabios

por su falta entrañable

terminamos todos

en la circular semilla

o en el sol ardidos

 

 

           Es mejor retirarse ahora

           por donde hemos venido

           a media vuelta y a la falda

           de las sagradas montañas en 

           lo más profundo de tu madre

           devuelta al huevo

           al óvulo

           al espacio dispuesto

           a la vía láctea derramada