Alejandre Alves

Buenos Aires

La calle se llama Assembléia, estoy acá metido en una de esas cafeterías que casi no existen más. Con lo movida que se encuentra la vida, éstas se han convertidas en bancos o cosas por el estilo… La escena me hace recordar a las muchas de las que viví en Buenos Aires. El frío, el cappuccino, la boca quemada con lo caliente que estaba el café, la llovizna tierna, la prisa, los ruidos de los coches, los trajes que imponen respeto. Las mujeres acá son más guapas, en cambio las de allá son mucho más producidas, más elegantes, seguras. Caminan por Corrientes con la brillantez y elegancia que ésta necesita y pide. Sorpresa. Acabo de encontrarme con una amiga. Linda, rubia, elegante como las de las descripciones arriba, Andrea, amiga nomás. La sorpresa ésa, allá en Buenos Aires no la tuve. Allá la rubia era otra, no como sorpresa, sino como presencia diaria, pero esto es un secreto mío…

Bueno, se acabó el cappuccino, la lluvia bajó los brazos y como ya son diez menos cinco tengo que irme.

Quizás vuelva en otro día de lluvia para recordar lo hermoso y lo bueno que fue respirar su aire, sus buenos aires.

Alejandre Alves

19/11/08.

A las 10h01m.

“… vuelve a llover en este instante…”