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Un grito es...

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Un grito es un beso de soledad mortificado por la angustia, un abrazo fatal diagnosticado por la duda, una contienda que enchufa los cables de la desesperanza, un minuto de paz a costa de la ignorancia.

   Un grito es mensajero del desespero, codicilo de los lamentos heredados por la impaciencia, un grito es la espera sin final y un acercamiento a distancia, es la valla que separa al alma de la danza en los corazones, de la quietud entre tormentas, del ónice que queda para invocar desdichas.

   El grito tiene ventajas, nos saca la roña oculta y el disimulo de respaldo, nos quita la sed de asesinar y también la del suicidio cuando todo es carencia, cuando echamos en falta lo vivido, cuando tiempos mejores no asoman un filito porque ya pasaron.

   Gritamos por amor, por rabia, por deseo, liberamos el samsara hacia un trote verdadero, al rojo vivo la garganta pero por dentro tan serenos, coéforos con ofrendas para duelos sin entierro.

   Un grito es el estrépito rasguño a la razón, es casa sin paredes y almuerzo sin tenedor, un grito es una cama sin colchón, una ducha sin agua, una carta sin respuesta, un auto sin motor, un grito es freno y a la vez desembocadura, una tunda contra el gesto, un infierno visto en sueños, un sabor insalubre en el paladar de las rutinas, una lata sin abrir pero por dentro vacía, un perfume sin aroma, una noche sin estrellas.

   Un grito es la melodía sin tañer de cualquier compositor, el desatino encarnado en la nada, un detalle vasto para perjudicar las santas musas de la conciencia, el grito tiene espíritu, tiene alas, viste ondas, el grito siembra en el noval terreno de la zozobra, es un mar picado, una borrasca chillona, es un códice antiguo, es de la religión su propio dios.

   El grito no se tuerce con solo callar, por dentro sigue retumbando con ecos que exigen libertad, el grito no se rasga; es brocado y se envuelve entre sudarios, es una sintaxis aplicada la locura, una teoría en prueba, un parche para cualquier fisura, una proyección de alegría pero también de dolor.

   El grito se congrega en el pecho antes de lanzarse, antecede al llanto y precede a la austeridad, es fenómeno místico y fatal, es ditaína y fresnillo, su interrogante se basa en lo divino y en la divinidad de las cosas, el grito es un objeto que cobra vida, es un adorno que no adorna, una poesía que no encanta, una canción sin melodía, una escultura sin vista ni ritmo, es un sitio guiado por la voz, una charca conquistada por piedrecillas, una bici oxidada, un sentir que no siente el aquejante estampido de los cargos en la interesa, persistente en quien incluso no merece su injerencia.

   Ojalá fuera mudo tal fenómeno, ojalá no se diera a notar.

   Un grito describe la intranquila secuencia sin dar dos vueltas al asunto de sentimientos fingidos entre algunos verdaderamente sentidos que yacen desnudos en los campos de batalla del azar y el destino, un grito es tan inefable como la algarabía, es un pétreo sendero de ruinas y edificaciones, es una brisa mas en el austro espeluznante, es verso, prosa, coraza y recaída, un grito ensordece.

   Un grito teme por sí mismo pero no por quien lo invoca, es deshonra cuando algunas veces la dignidad significa lo mismo, un grito es de pena y de locura, es de almas tomar, es cauto cuando es incauto y viceversa, es lápiz de color con dibujos opacos, es bolígrafo sin tinta y vino de añejo; tiene quejas, tiene espasmos, rabia y corazonadas, es un poco de cada cosa y de cada instante es un minuto de tiempo perdido y un segundo de lo recuperado. El grito; cuánto nos libera, cuánto dice, cuánto nos transforma, es confidente en cada carácter personal, es lúgubre y vela contra todo aquello que pueda herirnos la paz individual, es malo y bueno en el mejor de los casos, es diálogo absurdo de la vida con el milagro de vivir, el grito es y será un penitente en nuestras utopías, es mirra para evitar abortos y mumia casi milagrosa  para curarnos de la enfermedad del espejo que a todos refleja pero a ninguno valora.

   Algún día gritarás porque ya los has hecho y para bien o para mal te sentirás aliviado/a.