A. Martinez

Una mujer y un hombre.

Atraviesas el espacio cabalgando un suspiro

en el instante preciso en que parpadeo,

llegas llena de olores profundos,

constelada de signos,

preñada de árboles las manos

y los pies alumbrados de playas.

 

Cruzas toda la memoria de la noche,

ascendiendo desde un beso

nacido en la certidumbre redonda de tu boca,

bajando sobre mí pecho como un rio manso,

como un fuego purificador,

y se escucha la voz de una campana

que dice tu presencia.

 

Infinita te repartes por el silencio,

me habitas de razones

conduciéndome hacia donde existo,

hacia donde soy materia posada en tu vientre,

al lugar en el que eres  sin prisas,

donde somos simplemente,

una mujer y un hombre

que se necesitan.