Raúl Daniel

¡Dónde Estés!

¡Dónde Estés!

 

Llueve...

llueve en Asunción del Paraguay,

de vereda a vereda, el raudal

(arroyo citadino, “ad honorem”

funcionario  municipal),

después de limpiarlo todo,

corre cristalino...

 

Mi mente descansa un rato

en las monótonas notas

del estridente ruido

que dan al repiquetear las gotas

en las chapas del techo donde vivo.

 

Poco a poco los recuerdos,

en espectral torbellino,

en mi entorno comienzan a girar,

en mi cuarto de soltero...

de solo... solitario en soledad.

 

¡No quiero...!

pero forzado me veo a recordar...

 

La maceta, en sus hojas verdes

se alboroza,

temblando con cada golpe de gota,

la naturaleza,

en este simple e ignorado acto,

se besa...

 

Es temprano,

son las diez de la mañana,

es lunes también,

como cualquier otro

de cualquier otra semana

de cualquier mes...

 

¡Mentira...! soy un mentiroso,

no es igual... ¡no lo es!

 

Podrá llover... pero un año atrás

era el día y la hora en que nos encontrábamos,

¿recuerdas?... que aún lloviendo

viajábamos para vernos, para tocarnos,

para comer juntos,

para clavarnos las uñas en los cuerpos

y ¡enloquecernos a besos sobre un lecho!

 

Nos alegraba que lloviera

porque, aunque era primavera

o verano, se ponía fresco

y daba lugar para correr

entre risas y saltos al hotel.

 

Te extraño... y yo sé que tú también.

 

Estarás, ¿dónde?... ¡no lo sé!...

pero el daño que en mi pecho abre esta lluvia,

cual cuchillo entra en el tuyo

ahora mismo... ¡dónde estés!