Laura Gimenez

El bosque

 

 

Las tardes de diamantinas luces,
van penetrando entre el sayo 

del bosque, umbrío de pinos,

 pájaros, musgos y álamos.


La sangre que exuda es verde
y enfría la piel del barro
derramado en los senderos
construidos por descalzos
piececitos de animales
donde el bosque es su resguardo. 

 

Se mezclan locas de aromas

las flores que van mutando

de ser mariposas quietas
hasta ser las bailarinas
de algún salón encantado.

 

Y los rayos persistentes

como un puñal van zanjando

heridas que se hacen bocas

para besarlo embriagado;

como amante que persigue

el nimio roce anhelado.