Jeinsson

Escribimos, ¡una historia!...

Escribimos, ¡una historia!

llevando en mente una situación

predilecta donde es la pasión

una oportunidad

al tiempo, Él, corta sutilmente

uno de sus hilos del hilar,

en el momento preciso,

exacto

siendo Él

y recalcando la sílaba perfecta,

¡Él!,

el dueño de toda creación

quien define

el cómo

el cuándo

el dónde

y el por qué 

sin tomar nuestra presencia como punto

de valor ante la ausencia

ante la pérdida

ante aquel doloroso

pero sutil movimiento,

atribulando núcleos enteros

y átomos circundantes que por

mas deseo, no logran converger

en su centro en ese inesperado

momento.