Santiago Miranda

Divagaciones IV

El ser es aquello
que tiende a olvidarse
por eso indago en los sueños
el habla de la tribu sin lenguaje
para hundirse en la fractal memoria
de un recuerdo que cae / dentro
del si de una ficción imprecisa
al verte cruzar las puertas
tras cada susurro, pasillos
de aquél callejón sombrío
en la ciudad de adoquínes
cuya propia amurallada secuela
reviste tu piel-vestido
transfórmate en noche-pantera
húndeme los dientes, bajo la ropa
las estrellas colapsan de vergüenza
saturando las capas de altos montes
o bajo las montañas la daga, punzando al cielo

solo recuerdo ahora
aquella aspa trayendo el viento
solo recuerdo otrora
la trayectoria de los cuerpos
que se seducen en destellos
antes de colisionar al tiempo
expandido en éxtasis o dolor

de esto se trata
el juego-amigo
matar y dejar morir, o reír
o amar, ya no lo recuerdo
bien o mal, suenan suaves al viento

es esta estructura cuya parte
del todo no comprendo. ante
este gabinete que tengo por boca
donde todos sus cajones son idénticos
y cada movimiento es trampa del dispositivo
listo, es un mover una de piezas, es ser
movido con un pensamiento

re-buscamos respuestas al origen escrito
no tenemos talento, Gonzalo, no tenemos
y no tuvimos, más que pólvora en la cerilla
y para iluminarnos en destellos, ardimos

a la deriva
divagamos
(invitados al ebrio barco de Rimbaud)
-por que así tuvo que ser, pérdida querida
el tiempo malgastámos para poder ganarlo
al amor derrocharmos para saber cuidarlo
vida que desperdiciamos ante la muerte valoramos
y el sentido es solo el reverso del absurdo
cara y costado apuntalado, todos cohabitamos
este salón distorsionado, alucinamos dentro
pero jamás fuera de estos márgenes establecidos
por que así intermitentes volvemos, a esto o aquello
-lo que queremos es volver, y revolcarnos en nuestros
pequeños niños de deseo, como arena cayendo siempre
hacia abajo. un completo italiano chorreando semilla de huevo
o un sol embutido sobre un audi negro o una casa ardiendo

tiempo y lugar, categorías solo dentro de lo mental

y no me prestes atención, lo que hablo, no lo hablo
yo. el ser ya se esfumó entre los humos de la palabra (yo,

yo te hablé de un ser, que tiende a olvidarse lo sé
que se fué en mí, y revolotea tu espíritu volátil
le inmiscuyará lo se y lo creeremos perdido, estará
pero el amor es la única sol/semilla-demarrada por ti)