Adriana Sastre

A esa.

                                                    A  ESA                                        

Envidio  aquella

que tus noches acompaña

Y te entregas en abrazos y caricias lisonjeras.

Esa,  que escucha los latidos de tu pecho

 Y sin pronunciar palabra

 termina por robarte

aquellos dulces besos de tan astuta manera.

Envidio a esa,

que te vuelve tan poeta,

cuándo en la helada oscuridad

en la alfombra te desvela.

Esa que tu olor le pertenece

Y sigilosamente tu intimidad arrebata,

mientras de día aguarda

sumergida en tus sábanas.

Envidio a “ESA”

que tu rostro hoy contempla,

cuándo en mi abatible lloro,

siento que por esa me cambiaste.

No son celos los que dices que yo  siento,

son deseos por cambiar a “esa”

a esa envidiable almohada

por los besos tan reales que tengo para entregarte.