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A la verdadera mujer.

Eres el sueño de algún Dios de un universo lejano.
La creación más bondadosa en esté orbe,
con tus defectos y virtudes, enterneces al caminante.
No importa el tiempo, el destino siempre te pone en el camino.

Ayudas en los momentos de soledad y pesadumbre,
en la agonía te haces presente para calmar al corazón.
Con tú temple, y luz, cubres los males con tú bondad y razón.
Alegras los días con el sólo hecho de poner en los oídos tu nombre.

Inmortal con tu belleza, tranquilizas las tempestades.
En tú eternidad descubres el camino de cualquier laberinto.
En algún lugar haces acto de presencia y lo llenas de amor puro, despacio, lento.
Eres todo y nada; con tu calma escuchas palabras extrañas y sólo tú las comprendes.

En el mundo no hay especie qué se asemeje a la esencia de tu ser.
Controlas las cuerdas de nuestro orbe. Intensificas las frecuencias;
con tus movimientos, las vibraciones de los hombres aumentas.
La sensualidad de tu alma es algo qué pocos pueden comprender.

Universos enteros, envidian el nuestro, por tú existencia.
Con el deslumbre  de tú sonrisa la vida tiene sentido.
Los poetas encuentran la inspiración en ti, al escribir sublime en su poesía.
La mente de los hombres, al pasar del tiempo, en cada fragmento vive de tú recuerdo.

Eres la palabra qué describe mejor la ambición del hombre al vivir.
Con las líneas de tu cuerpo, se han construido las mejores esculturas.
En cualquier época de este mundo fuiste y serás la piedra angular de cada cultura.
Sin tu maldad e inocencia, el arte de vivir no tendría un fin, menos un sentir.

Infinitas palabras tratan de describirte y enseñar lo qué contienes dentro de ti,
aún siguen aumentando esas letras qué te describen, y aún no lo han logrado;
pues cualquiera en su locura o en su cordura siempre termina enamorado, anonadado.
Los dioses inmortales al igual que tú delicadeza, sueñan con pertenecer a ti.

Con el avanzar de los intervalos del tiempo, algunas almas perdidas te han querido suplir
En sus mascaras llenas de falsedad se descubre la mentira qué hay detrás.
¡Pues como la mujer de verdad no hay! Ellas simplemente se quedan siendo “esas”.
Tú eres el sentido de la realidad y del amor. Por ti cualquiera podría morir.