Cyrene

Tú y yo

 

Se quiebra la voz de nombrarte,

no me queda ningún trino de mirlo.
Tú, eres la Belleza de la flor del almendro,

yo, reposo en un ortigal de suspiros.

 

Llevo ese escozor de hiel en mi alma
por no poder afianzarme a tu mástil con los dientes,
tengo mil razones que me amoldan a la lluvia de tus labios;

sin embargo, vivo en esa parte del mundo

donde siempre es de noche.