Juan M. Gámez Ortiz

El Titiritero

Tiritando, el titiritero se desnuda ante la Luna Nueva.
Espera que vuelva a brillar como nunca
y baila y canta para conseguirlo.
Titiritando y triste, se busca a sí mismo en la distancia.
Busca la estela azul que dejó al llegar
para poder regresar junto a ella.

 

Triste y oscura está la noche con esa Luna perdida
que vemos con el alma allá a lo lejos.
Triste y oscura, como los ojos de los gatos pardos
que, de madrugada, deambulan por los tejados.

 

Tiritando, el titiritero y toda su comparsa se expresan.
Espera el titiritero que vuelvan las horas,
que el reloj se las devuelva.
Titiritando y triste, se busca entre lo que le queda.
Busca por qué la quiso tanto, tan adentro
que el reloj se la llevó con su tiempo.

 

Triste y oscura está la noche, y embravecida y sóla,
como la tormenta que solo levantaba ella,
como los signos que solo ella conocía.
Triste y oscura, como la calle, como la vida,
como una vida que no comprende el sentido
del atractivo de los malos tratos.

 

Tiritando de frío y de miedo, triste y sólo,
el titiritero canta bajo la Luna Nueva
una canción que conoce solo por pena.
Titiritando de soledad y tristeza,
el titiritero encara las nubes
y canta y baila con su sonrisa.