Inexistente

Indiferencia develada.

En el timbrar de la boca se fraguan tus palabras

y caen deshechas después que las escuchan

los indiferentes de las mentes insaboras.

 

Desprenden frescos helechos tus pensamientos

que se cuelgan de los bordes de un ojo lunar

calificados de sosas guirnaldas,

allí pernoctan esperando ser descubiertos

por un robot sin alma.

 

En el siglo del desconocimiento

se conocerán las cosas que no has develado,

las palabras que no has dicho

y solo surgirán para morir partidas por un rayo,

sepultadas en la sima

en el tabernáculo de los sueños ignorados.

 

El envés del beso será sagrado,

tus mejillas no lo recibirán porque estarán huecas

sin lo terso de la nieve, sin las barcas en tu puerto

que han privado de lo sublime

en la cumbre de sus mástiles.

 

El carmesí de la rosa mutará con un rasgo

de tinieblas, replicado desde un agujero negro

que nadie querrá tomar entre sus labios.