angelillo201

Nosotros los Blasco. Odisea 9-O

 

Esta hermanos, es la historia de mi linaje.

Yo soy un Blasco, pertenezco a una estirpe de plebeyos Aragoneses con los que se poblaron estas tierras una vez fueron liberadas de la morería, quedando los Blasco al servició  de la higaldeguería, y siglos más tarde,  de la burguesía, de la que es prisionera en la actualidad.

Empezaré contando la odisea de mi apellido  un día como hoy 9 de octubre de un año llamado  2016, aunque el mundo parezca más viejo, y lo haré con la feliz anunciación del nacimiento en el  pueblo de vall d´uixó del último  Blasco, que  seguro continuará la saga familiar, pues nuestra historia se remonta en la noche de los tiempos.

Hace siglos,  los Blasco cuidaban  el ganado y las huertas,  cuando los buenos reyes iban delante de sus ejércitos abriendo el camino al resto de sus semejantes con el noble objetivo de fundar un buen reino donde construir Iglesias. Su destreza sin igual en el arte del asalto del castillo, la quema de las aldeas, la violación de las pastoras, la devastación de los campos, les llevó a la gran victoria, que se saldó con una terrible paradoja.

El reino estaba hueco de personas.

¡ Todos muertos!

Llegó  el eco de la noticia a la cueva Aragonesa donde mal  vivían los Blasco.

Un viento cálido de levante penetró en ella y así se expresó:

“La guerra ha terminado hermanos, hemos vencido los buenos cristianos, la ley os garantiza tierras fértiles después de haber matado a sus legítimos propietarios”

Así fue como   entró una ola del mar a las montañas aragonesas, arrastrando  en ella a  miles de desgraciados, entre otros, los Blasco, que embarcaron con lo único que tenían, sus cuerpos, aunque legalmente le pertenecían a su señor, el cual también bajo a las nuevas tierras a hombros de los Blasco a tomar parte de la fundación  del nuevo reino de Valencia, nacido tras cortarle la cabeza al último  moro que pedía auxilio.

Una babel  de moros conversos, de judíos conversos, de catalanes, de aragoneses miraban al futuro esperanzados.

Todo era alegría y silencio.

Los Blasco tenían tierra fértil y pobreza.

Le llevaban miel, carne, lo mejor de sus cosechas a su señor que se esforzaba mucho en cuidar de ellos, pues era un hombre que se pasaba el día pensando en el bien en los demás.

Y los demás bien que se lo agradecían lo bien que pensaba su señor, por eso trabajaban todos para él.

Y esto hermanos, es lo único que han sabido hacer los Blasco por los siglos de los siglos, hasta hoy, trabajar para los demás con amor y alegría.

Paz y bien, y que la fiesta del 9 de octubre os haga formar parte de un pueblo libre, que se respeta y se ama, porque sabe de dónde viene y cuál es su historia.

Angelillo de Uixó.