taty merced

Cuando llega la vejez...

Cuando llega la vejez..

y nos sienta en el sillón para descanso

se puede recostar la espalda y quitarse los zapatos

Ya no hay caminos que andar, ni ríos para cruzar.

Ya no se piensa en ser fuerte

le seguimos la corriente al pensar de los demás

Las horas se hacen más largas

y es por tanto meditar.

Cuando llega la vejez...

y la mirada se pierde más allá del horizonte

descubrimos que no hay monte que nos invite a escalar.

Apenas hemos de escuchar el canto de los sinsontes

con su alegre despertar.

Cuando llega la vejez...

ya no hay por qué madrugar

pues se vive trasnochado

pensando en el pasado que no volverá jamás

y en el sillón de descanso sin tener que descansar

nos vamos haciendo mansos y de corazón más tierno.

La conciencia se aclimata, y la mente no dilata

pensar en el sueno eterno.