Pepe Pnca

103. RELATO

 

 

III

 

 

El auto viajaba rápido por la carretera, mientras la vía se iba haciendo cada vez mas estrecha la joven familia se complacía en recordar sus anécdotas de viajes anteriores haciéndoselo saber a su hijo. Mas adelante de donde ellos iban viajaban sus amigos en otro auto, a los cuales habían invitado luego de acordar con los propietarios de la quinta las condiciones para el alquiler de la misma. Habían incluido a fieles e inseparables amigos y lo mejor es que los dueños no habían puesto objeción alguna. El auto que iba adelante se detuvo y de el se bajo su conductor y camino hacia ellos Manuel detuvo el carro y bajo la ventana de su lado para ver lo que quería su amigo.


- Fue inesperado que nos hubiera llamado... tan tarde, bien sabe que estas cosas se tienen que planear con anticipación - hizo una pausa y luego continuo- pero bueno, ya que ha logrado reunirnos entorno a un buen merecido descanso espero que no haya de que arrepentirse- Dijo el hombre.


- Para nada estuve indagando por aquellos hombres en aquel bar luego de que salieran hacia acá, pues venían a dejar todo listo para nuestro arribo, y casi todos coincidían en que son muy buenos vecinos, creo que no hay de que preocuparnos- dijo Manuel.


- Eso espero, man, porque quiero que todo salga bien con Lizeth- Agrego el joven.


En ese momento se detuvo ante ellos un campero del cual se bajaron los dos hombres con los que Manuel había hablado y cerrado el alquiler de la quinta. Luego de unos minutos se acercaron a ellos y los miraron de reojo y el mas viejo por fin se dirigió a ellos.


- Veo que son muy puntuales para su edad- hizo una pausa y siguió- bien vamos a continuar por aquella senda, mantengan las luces prendidas y nosotros los guiaremos hasta la casa y allí les entregaremos las llaves- dijo el viejo.


- Bien, como usted diga señor- Dijo Manuel.