Siempre pienso que llegas a quererme
porque sabes que tanto te venero,
que del mundo serás mi gran lucero
si pudieras tan solo comprenderme
y me digas un día: ¡Yo te quiero
Tu ya sabes que muero lentamente
que en mis gotas de llanto yo te miro,
y que nace tan triste mi suspiro
con tus formas cautivas en mi mente,
porque brillan con luces de zafiro.
Tu fragancia de rosa en primavera,
tu mirada tan dulce que consuela,
y tus ojos brillantes de gacela;
son el rayo que alumbra mi quimera
y que encienden mis venas cual candela.
Yo me aferro con ansias a tus besos
porque en sueños me entrego a tus caricias,
soy demente que siento sus delicias
y me llenan de grandes embelesos,
con las cuales el alma me desquicias.
Yo quisiera soñar en tus regazos
profanando tu cuerpo inmaculado,
y quedarme a tus pies de amor postrado
observando el fulgor de tus ojazos
convertido en tu esclavo apasionado.
En mi vida jamás hallé tesoro
que pudiera brillar tan reluciente,
y deseo cuidarte tan ferviente,
y por eso sumiso yo te imploro
que me dejes amarte eternamente.
Autor: Aníbal Rodríguez.