FIDEL HERNANDEZ

LA VIDA TRUNCADA A MITAD DE LA VIDA

Alma herida,

Azucena querida…

 

Bebe dulcemente la alegría de cada instante;

traga la amargura de la noticia no esperada;

la vida casi truncada a mitad de la vida.

 

Adorna con lágrimas la senda de tu familia;

sonríe con la última amargura mal apagada;

un destino perdiéndose en mitad de tu destino.

 

Brinda con el ámbar de unos frágiles vidrios,

adornados con la frágil belleza de la felicidad,

que alguien elaboró para ese día siempre esperado.

 

Día ansiado en que se funde la dicha y el azar

en un fiel matrimonio más allá de lo sagrado.

¡No dejes a la vida, Azucena, escaparse de tu vida!