alejandoro

RECORRIENDO TU CUERPO

La noche aun es prematura y la música

de la discoteca perturba nuestras mentes

e impide que pensemos con claridad.

 

Las estrellas se esconden tras las nubes

que se dejan llevar por el frío viento

de la penumbra que rodea a la Luna,

mientras nuestras pupilas empiezan a

dilatarse a medida que nos miramos fijamente.

 

El correr de la sangre por nuestras

venas se hace más rápido,

los pulmones se aceleran y el cálido aliento

que sale de nuestras bocas cada vez es más abundante

 

Mi cuerpo cada vez está más cerca del tuyo

y tus labios no hacen más que incitar

a mi boca a jugar con tu lengua mientras

la respiración de los dos sigue agitándose

y el rojo de nuestras mejillas es cada vez más pronunciado.

 

Luego de tantas canciones pisoteadas

y tantos minutos muertos,

tu boca está discutiendo con la mía

mientras mis manos acrician tus vértebras

de principio a fin como queriendo rasgarte en alma.

 

Los besos van y vienen entre sonrisas

y miradas de picardía mientras nuestras mentes

pierden la noción del tiempo quedando

suspendidos en un segundo entreno.

 

La brisa de la imponente madrugada

intenta calmarnos al estar abrazados

en un pequeño balcón mientras nuestro pecho

hace un esfuerzo enorme para no dejar escapar al alterado corazón.

 

Parece un sueño verdad?

 

Sin darnos cuenta estamos envueltos

entre instintos paganos y carnales

que alimentan nuestra sed de placer,

dando rienda suelta a los deseos que tanto

tiempo llevan prisioneros en nuestro interior.

 

Mis manos recorren la silueta de tu cuerpo

como si de un mapa de tratara,

como un animal salvaje recorro los caminos

que dibujan tus caderas y me pierdo la inmensidad de tus muslos.

 

No puedo más,

 

Las ganas aumentan

al ritmo en que mi lengua recorre tu cuello

y mis manos memorizan tus pechos y tus glúteos.

 

Tu cuerpo tiembla

y tu pulso esta a punto de hacer

que se revienten las venas,

tus manos se aferran a mi espalda

mientras tus uñas intentan tatuar

sobre la piel de mis costillas lo que sientes.

 

Nuestras manos

recorren desenfrenadamente el cuerpo del otro sin omitir detalle,

 somos dos seres envueltos en instintos

 mientras la selva de cemento nos observa.

 

La noche al igual que el descontrol, llega a su fin,

 

Nos acomodarnos la ropa como podemos,

salimos de ese bar con el cuerpo caliente

y la mente inestable pensando en el momento

en que nos volvamos a sentir.

 

Y mientras sonrío y nos despedimos como dos extraños,

 

 te susurro al oído:


....mi próximo pecado llevará tu nombre.